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Cuatro meses después del devastador terremoto y tsunami del 11 de marzo sigue habiendo más de 110.000 personas que no tienen más remedio que vivir alejadas de sus casas. En el Comentario de hoy hablamos con el profesor Fumihiko Imamura, director del Centro de Investigación sobre Control de Desastres, de la Universidad de Tohoku. Nos hablará de cómo se pueden incorporar las lecciones aprendidas de la catástrofe en los futuros esfuerzos de reconstrucción para hacer frente a los tsunamis.
En primer lugar, le preguntamos por los problemas a los que se enfrenta en estos momentos la zona afectada.
"Pese a que han transcurrido cuatro meses del gran terremoto", empieza diciendo Imamura, "siguen produciéndose frecuentes réplicas en la zona del desastre, lo que supone un gran riesgo de tsunami y de desprendimientos de tierras. La mayor parte de diques y rompeolas de la costa quedaron destruidos el 11 de marzo. Esto significa que incluso un tsunami no muy potente podría causar grandes daños en algunas zonas. Así pues, se están discutiendo planes de reconstrucción, pero se necesitará más tiempo hasta que se tomen medidas concretas, y todavía no se ve la luz al final del túnel.
El profesor Imamura es miembro del grupo gubernamental que estudia el plan de reconstrucción del 11 de marzo. Para rehabilitar la zona siniestrada, dice, se propone llevar a cabo medidas para minimizar el impacto en caso de una enorme catástrofe como la experimentada para salvar vidas humanas.
En las áreas que resultaron inundadas por el tsunami, el riesgo sigue siendo alto de cara al futuro. Por eso, lo principal sería trasladar las casas desde las zonas conflictivas hasta lugares más altos. Esto ya se hizo en el pasado, pero los pescadores volvieron a construir viviendas en la costa, lo que supuso otro desastre. Por eso, el comentarista cree que es importante no repetir este error.
Antaño resultaba muy poco práctico que la vivienda habitual y el lugar de trabajo estuvieran lejos entre sí, pero en la actualidad el problema podría resolverse, a juicio del profesor Imamura, construyendo carreteras.
Para garantizar la vida de las personas que trabajan en la zona costera, como por ejemplo en las lonjas y puertos pesqueros, hay que crear edificios altos donde poder huir en caso de emergencia.
Se han puesto en marcha otras ideas, como preparar barcos de evacuación para trasladar a las personas mayores. Entretanto, en las llanuras donde no hay ningún lugar elevado al que dirigirse, el daño por un tsunami tiene que reducirse por fuerza construyendo numerosos diques o rompeolas.
En primer lugar, le preguntamos por los problemas a los que se enfrenta en estos momentos la zona afectada.
"Pese a que han transcurrido cuatro meses del gran terremoto", empieza diciendo Imamura, "siguen produciéndose frecuentes réplicas en la zona del desastre, lo que supone un gran riesgo de tsunami y de desprendimientos de tierras. La mayor parte de diques y rompeolas de la costa quedaron destruidos el 11 de marzo. Esto significa que incluso un tsunami no muy potente podría causar grandes daños en algunas zonas. Así pues, se están discutiendo planes de reconstrucción, pero se necesitará más tiempo hasta que se tomen medidas concretas, y todavía no se ve la luz al final del túnel.
El profesor Imamura es miembro del grupo gubernamental que estudia el plan de reconstrucción del 11 de marzo. Para rehabilitar la zona siniestrada, dice, se propone llevar a cabo medidas para minimizar el impacto en caso de una enorme catástrofe como la experimentada para salvar vidas humanas.
En las áreas que resultaron inundadas por el tsunami, el riesgo sigue siendo alto de cara al futuro. Por eso, lo principal sería trasladar las casas desde las zonas conflictivas hasta lugares más altos. Esto ya se hizo en el pasado, pero los pescadores volvieron a construir viviendas en la costa, lo que supuso otro desastre. Por eso, el comentarista cree que es importante no repetir este error.
Antaño resultaba muy poco práctico que la vivienda habitual y el lugar de trabajo estuvieran lejos entre sí, pero en la actualidad el problema podría resolverse, a juicio del profesor Imamura, construyendo carreteras.
Para garantizar la vida de las personas que trabajan en la zona costera, como por ejemplo en las lonjas y puertos pesqueros, hay que crear edificios altos donde poder huir en caso de emergencia.
Se han puesto en marcha otras ideas, como preparar barcos de evacuación para trasladar a las personas mayores. Entretanto, en las llanuras donde no hay ningún lugar elevado al que dirigirse, el daño por un tsunami tiene que reducirse por fuerza construyendo numerosos diques o rompeolas.
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