Este radiotelescopio está diseñado para rastrear las huellas de la creación del universo y también para estudiar la formación de galaxias.
Es uno de los proyectos científicos más importantes de América Latina, pero hasta ahora ha atravesado por varios problemas que retrasan su operación.
El más reciente es el robo de los subpaneles. Hasta ahora no se sabe para qué los querían quienes los hurtaron, ni tampoco si los dos arrestados son los únicos responsables del delito.
Y es que el material, valuado en unos US$928.000, fue diseñado especialmente para el Gran Telescopio, es decir, no se trata de piezas que se utilicen en otras funciones.
Lo que se conoce es que los responsables sustrajeron el material de la bodega del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), que junto con la Universidad de Massachusetts es responsable de operar el aparato.
Luego, los escondieron en una casa de Tonantzintla, una comunidad rural de la Sierra Negra de Puebla, donde se encuentra el telescopio.
El robo de subpaneles es un eslabón más en la cadena de dificultades que ha atravesado el telescopio.
El aparato debió entrar en operación desde 2010, pero recortes financieros retrasaron su conclusión que, ahora, se espera ocurra entre 2012 y 2013, explica a BBC Mundo Alberto Carramiñana Alonso, director del Instituto.
"Depende críticamente del apoyo que recibamos para 2012. Estamos solicitando el dinero para completar la superficie del telescopio ese año", dice Carramiñana.
En el presupuesto fiscal para el próximo año no se contemplan recursos para el Gran Telescopio, algo que de no corregirse pondría en riesgo todo el proyecto, reconoce el científico.
El INAOE necesita un financiamiento público anual de unos US$6,5 millones, pero sólo recibe US$2,8 millones.
La falta de dinero ha dejado huellas. El telescopio se terminó de construir en 2006, pero fue hasta junio de este año que se pudieron hacer las primeras observaciones.
Cuando se encuentre en plena operación, el Gran Telescopio Milimétrico tendrá una antena parabólica de 50 metros de diámetro, que será la más grande en su tipo en el planeta.
Hasta ahora la superficie que funciona es de 30 metros, lo cual permitió hacer ya las primeras pruebas.
De acuerdo con su diseño el radiotelescopio absorberá las ondas que llegan del espacio en la frecuencia de uno a cuatro milímetros, lo que permitirá conocer detalles de acontecimientos lejanos en el tiempo como el Big Bang, que habría creado el universo.
El aparato más grande que opera en este tipo de frecuencias tiene una antena de 30 metros y se encuentra en Irán.
Con el radiotelescopio mexicano será posible estudiar la formación de galaxias, planetas, estrellas y el sistema solar, explica Carramiñana.
"Empezamos a hacer observaciones demostrativas en junio. A finales de este año queremos hacer observaciones más ambiciosas y el año que entra sacarle jugo desde el punto de vista científico", dice.
El radiotelescopio mexicano fue construido en la cima del volcán Sierra Negra, una de las montañas más elevadas de México. El sitio fue elegido porque el nivel de vapor de agua en la zona es bajo, lo que permite una mejor captación de las ondas milimétricas que provienen del espacio.
Es, dice el director de INAOE, uno de los sitios con más claridad para la observación astronómica en la región.
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