17 Enero 2012
La cifra de fallecidos tras el naufragio frente a la isla italiana de Giglio se eleva a once.- 24 personas siguen desaparecidas.
Los cuerpos localizados este martes, según las primeras informaciones, se hallaban en la parte de popa del barco que se encuentra sumergida en el mar, frente a las costas de la pequeña isla del Tirreno y llevaban el chaleco salvavidas puesto.
Se trata de una mujer y cuatro hombres, de edades comprendidas entre los 50 y los 60 años, como explicó el comandante de la Guardia Costera Filippo Marini.
Una conversación telefónica con un oficial del puerto revela que Schettino se negó a volver
El documento es brutal. No solo por las palabras que cruza (vídeo del audio) el responsable de la Capitanía de Livorno y Francesco Schettino, el capitán del buque Costa Concordia. También por el tono y el contexto. Es la 1.46 de la madrugada del sábado y no es la primera vez que hablan. Ya lo han hecho dos veces con anterioridad. La primera, a las 21.49 del viernes, unos minutos después de la colisión frente a la isla de Giglio. Pero esa conversación no se produce porque –como hubiera sido preceptivo— el capitán Schettino haya avisado a la capitanía del accidente, sino porque uno de los 3.200 pasajeros ha telefoneado a la comisaría de los Carabinieri y estos se han puesto en contacto con la Capitanía. Es desde Livorno desde donde llaman al puente de mando del Costa Concordia para saber si va todo bien. “Solo un problema técnico”, responde el capitán…
A las 0.42, ya en medio del naufragio y del caos de la evacuación, la Capitanía vuelve a llamar a Schettino y le pregunta por el número de personas que aún quedan en el barco. El capitán da una respuesta tan vaga que hace sospechar al guardia costero. Tanto que le hace la pregunta fatal:
--¿Usted está a bordo?
--No, no estoy a bordo porque la nave está “appoppando”. La hemos abandonado.
--Pero, ¿¡cómo ha abandonado la nave!?
--No… Estoy aquí, estoy coordinando la ayuda.
--Qué está coordinando ahí... Vaya a bordo y coordine el socorro desde allí.
Una hora después, a la 1.46, el capitán del Costa Concordia y el responsable aquella madrugada de la Capitanía de Livorno vuelven a hablar por teléfono. Es esa grabación la que ha trascendido en las últimas horas a través de algunos medios italianos. El capitán Schettino, a quien sus compañeros de profesión definen como un marino brillante, parece noqueado, ajeno al drama que están viviendo los pasajeros y los tripulantes de su barco. Hay un momento en que desde la Capitanía le preguntan si hay muertos y él responde con otra pregunta: “¿Cuántos son?”.
--¡Debería decírmelo usted…!
La grabación no hace más que apretar las esposas alrededor de las muñecas de Schettino. Pero no solo. El capitán, a la vista de lo ya publicado, acercó el barco a Giglio para hacerle un regalo absurdo a su jefe de comedor –natural de la isla-, provocó el accidente, huyó como un cobarde… Pero, ¿es él el único culpable? ¿Por qué no funcionó tampoco la cadena de mando? Los responsables de la naviera ya han comparecido para admitir que fue un “error humano” de su capitán. Sin embargo, no contestaron a una pregunta clave: ¿no existe ningún cortafuego entre la bravata ocasional de un capitán y la vida de miles de personas?
Localizados otros cinco cuerpos
EFE.- Roma
Los buzos de los servicios de rescate italianos han localizado a otros cinco cadáveres entre los restos del crucero Costa Concordia, naufragado en la noche del pasado viernes en aguas de la isla de Giglio, según fuentes de la Capitanía de Puerto de Livorno (centro de Italia).Hasta el momento, el resultado del naufragio del crucero era de seis muertos, entre ellos un turista español y un miembro de la tripulación peruano, y de 29 desaparecidos: catorce alemanes, seis italianos, cuatro franceses, dos estadounidenses, una peruana, un indio y un húngaro.
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