Los seísmos o terremotos, son el resultado de la liberación de la energía que se almacena en las rocas, una energía generada cuando a las rocas se les somete a compresión o tensión y reaccionan deformándose ligeramente. Al final se llega al punto de ruptura y la roca se rompe con un chasquido, liberando toda la energía almacenada. Esta energía crea los terremotos.
Debido a que las rocas se mueven en relación unas con otras, los seísmos se producen la mayor parte de las veces en los bordes de las placas tectónicas. Por ejemplo, la Falla de San Andrés, que representa el borde neutral entre la Placa Pacífica y la Norteamericana, es un lugar de terremotos muy famoso, así como la zona de Los Andes, entre la Placa de Nazca y la Sudamericana.
Lo mismo se puede decir de la región del Mediterráneo, como al norte de Turquía y varios países de Oriente como Irán, en el borde entre la Placa eurasiática y otras limítrofes al sur (Africana, Indoaustraliana y Arábiga). En Asia también es importante la zona del Himalaya y Japón.
Los terremotos crean ondas sísmicas. Hay muchos tipos distintos de ondas, entre las cuales las más importantes son las llamadas “P” y “S” (por “primeras” y “segundas”) . La onda P es una onda longitudinal, muy parecida a una onda de sonido. La onda S es una onda transversal en la que la roca se mueve hacia arriba y hacia abajo mientras la onda avanza. Esas dos ondas viajan por el interior de la Tierra y son una importante fuente de información sobre la estructura de nuestro planeta.
Un lugar donde las ondas sísmicas son importantes es en la detección de pequeñas explosiones nucleares subterráneas. La estrategia científica básica es ésta: una explosión empuja hacia fuera las rocas de su entorno en todas las direcciones, y en consecuencia es probable que cree mayormente ondas P. Un temblor de tierra, por su parte, tiende a empujar las rocas hacia los lados, y en consecuencia producirá más ondas S.
La gravedad de los seísmos es medida por la escala de Richter, llamada técnicamente escala de magnitud de Richter. La escala de Richter se basa en la cantidad de energía liberada por un sismo y la cantidad de daño causado en la superficie.
La escala está diseñada de tal modo que cada incremento de una unidad corresponde a un incremento de diez veces en la cantidad de energía liberada. Así, un terremoto que mida 7 en la escala de Richter es 100 veces más potente que uno que mida 5.
Un sismo de magnitud 2 probablemente será observado sólo por científicos. Uno de magnitud 5 no dañará los edificios bien construidos, pero puede derribar las estructuras deficientes o poco resistentes.
El 17 de Octubre de 1989, un terremoto en San Francisco (Terremoto de Loma Prieta) midió 7,1 en la escala de Richter. Algunos geólogos temen que se produzca un terremoto de magnitud 8 a lo largo de la Falla de San Andrés en cualquier momento en el futuro. De ocurrir, sería un gran desastre.
Los geólogos estiman que la magnitud 10 es lo máximo que puede alcanzar un sismo…, las rocas simplemente no pueden almacenar más energía que eso. El mayor terremoto que jamás se haya registrado fue el que ocurrió en Valdivia, Chile, el 22 de mayo de 1960, con una potencia de 9,5 en la escala de magnitud de momento (MW).
El terremoto de San Francisco en 1906, fue uno de los más destructivos de la historia de Estados Unidos, aunque los mayores se produjeron en el estado de Alaska (entre los 11 mayores terremotos de ese país, 10 pertenecieron a Alaska).
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